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domingo, 7 de abril de 2013

Lola Rennt: una aventura enloquecida


Lola Rennt de Tom Tykwer cuenta la historia de una pareja en un día muy particular. Ellos, Lola y Manny, están involucrados con algún tipo de comercio ilegal y un hombre de poder, mafioso, pretende poner a prueba al novio. En lugar de entregar  la suma de 100.000 marcos en tiempo y forma, los deja en un subte sin querer, donde la bolsa de dinero es robada por un mendigo. Veinte minutos antes de la entrega, Manny llama a Lola desde un teléfono público y le pide que haga algo porque de lo contrario es hombre muerto. ¿Cuántas cosas pueden suceder en 20 minutos? Pues infinitas, y esto no es broma. Aquí empieza un viaje enloquecido por el tiempo y el espacio…una verdadera maravilla fílmica.
Y esta película no es solo ese argumento, contado linealmente. Todo está astillado en perspectivas, a partir de los distintos personajes, a partir de la forma en que los eventos se suceden en el tiempo. Todo es crucial en el curso de la vida humana. La más mínima diferencia cambia todos los resultados. La contingencia es más increíble de lo que nos la figuramos. Ese es uno de los grandes aciertos de la película. Y para mostrar tal polifonía de situaciones y de miradas, naturalmente los recursos tenían que multiplicarse y entrelazarse. Así es que la película además de mostrar a Lola de carne y hueso corriendo como loca de acá para allá, nos la muestra como si fuese un comic, se intercalan fotos de personajes en el medio de la trama, cosas inesperadas como los gritos de Lola-que tienen la habilidad de romper las cosas de vidrio o cristal- suceden con extraña naturalidad.
Aquí viene algo mejor. Toda esta belleza expresiva, este inmenso mar de signos fluye dentro de los límites de una película relativamente corta, amena, repleta de acción, de movimiento que no por eso se priva de tomas y fotografías bellas, de momentos de humor, de suspenso e incluso de misteriosa calma y caridad. Realmente, esta obra es compacta, fácil de disfrutar, pero no por eso ordinaria o banal. Lo contrario, lo contrario…los engranajes se ajustan perfectamente, a la vez que muchos elementos surrealistas cruzan el film, lo enrarecen, diversifican, lo desdoblan para volverlo el tablero de un juego extraño y sumamente divertido.
LOLA CORRÉ LOLA CORRÉ. Así de excitados como estamos cuando corremos, así vamos a estar mientras vemos la película. Las cosas suceden en modo turbo, nitro, como quieran llamarlo. Velocidad, adrenalina. Cuando algo nos sorprende, la imagen cambia y las cosas comienzan de nuevo. Respiramos cuando la película termina. Antes de verla, hay que tomar una gran bocanada de aire, y después deleitarse con imágenes. Lola, su pelo rojo encendido, corto, corré corré corré

SH

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