Metáfora del impacto, del desgarro y de las huellas. Aquí se enmarca la obra, con solo dos actores, una pareja: ella aviadora (María Canale), él (Julian Infantino) prácticamente todo el tiempo mudo, ella monologando la historia de un amor frustrado. Eventualmente, después de tanta felicidad, de llevarlo a él en su avioneta cuando estaba dormido, tenía que caer la inmensa y terrible bomba, los golpes además de fuertes dejaron marcas, surcos en la ajada tierra del desamparo. Hay que esperar a que la tierra sane, a que los surcos se llenen. Pero como la radiactividad, siempre queda un resquemor latente, un miedo a no poder olvidar, o mejor dicho, miedo a que tanto amor quede sepultado y aniquilado en el sótano del olvido,-¿cómo deshacernos de los momentos felices?- y entonces recordamos, nos aferramos a esa cosa que parecía darnos sentido, que al menos en la destrucción nos había dejado vivos y con marcas para probarlo. Tristeza que combate para arraigarse a su fuente pero para transformarla en su opuesto. Ellos abrazados viendo un partido de boxeo, viendo su propio fracaso con una suerte de distanciamiento grotesco y gracioso, de risa cómplice que parece prometer un futuro, esos horizontes de los que se nutre la esperanza.
Texto y Dirección: Camila Fabbri
Lugar: Elefante Club de Teatro, Guardia Vieja 4257
Viernes 21 hs.
"...en este mundo la belleza es común" Borges "Lo que bien amas nunca perece,..." Bolaño "Welcome, O life, I go to encounter for the millionth time the reality of experience and to forge in the smithy of my soul the uncreated conscience of my race. Old father, old artificer, stand me now and ever in good stead." Joyce
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martes, 28 de mayo de 2013
Art Centre/South Florida
This will be the
chronicle of an experience, as every chronicle in a way, but also an excuse to
put a shapeless matter full of tensions and detours and additions of my thoughts
into a more or less organised form.
The setting: Miami , a holiday trip
with my family and our classical walks along Lincoln Road . The atypical comes now: ArtCentre/SouthFlorida,
a place which I already knew but which I had not investigated properly before.
Now I took the trouble to enter. I expected something quite ordinary, to see
some art pieces hanging on the walls, but instead I found an enormous building
thriving with studios where artists created, red and chatted and I could be a
witness of all that. I could give the same steps the artist gave, on the same
floor, try to imagine the same problems and internal discussions the studio
conveyed in its own particular way, since each room was a sphere different from
the rest. Each environment bore a different aesthetic and, consequently brought
to the mind variegated issues that where intimate to the artist that was
working in that space. There was an apparent contradiction in seeing so many
different styles brought together in one place, but that is how the place
vibrated with its own special tone. You could see colours displayed in all the
forms one can imagine, you could see realistic works, collages with strips of
newspapers or magazines, paintings with watercolours and much more.
I happened to
talk with one of the artists: Babette Herschberger. She was very nice and was
willing to discuss my doubts over the place, and to listen my improvised
comments on her work. Once in Argentina ,
I was able to see thanks to the Internet (http://www.babetteherschberger.com/Babette_Herschberger/Home.html) and to the recollection
of my memory her work with more critical and attentive eyes.
Babette is a real
admirer of colour. I think that working with one or a couple of colours is just
as difficult as working with the whole lot of them. How can I convey with the
sole use of tonality the intricacy of emotions and the depth of the spirit?
Hell of a task! Babette has succeeded at portraying a vast range of emotional
states. Joy and melancholy have been imprinted on the canvas thanks to the
brilliancy of colours, the suggestive nature of dripping paint, the merging
surfaces of colours which are not usually plane but full of texture and
delicate variations in hue, depth and volume. Her works have adopted at times
rational configurations-especially her construction-pieces-. I also see some
influence of Mondrian in the way of dividing the plane in some canvases, but
her approach as she says
in her statement is intuitive and intuition remains to be the most powerful
weapon she has to start a work and to get through it. When is the right moment
to stop? She answers: when no action produces a reaction. She is absolutely
clear at explaining the way she works. This precision has made me think a lot,
since it is the expression of a style - irreplaceable- , that which some day I
may achieve at writing (at least I hope so, since style is the true expression
of an individuality).
I did not know
how to approach this universe of experiences so I tried beginning with the
words that I found first, and then trying to unwind the complex ball. English
is a language that I love, but for some time I had stopped writing. This
chronicle has worked as a new approach to the English words which at first were
heavy and difficult to carry in my mouth till they became flexible and friendly
for expressing myself.
sábado, 11 de mayo de 2013
Los embajadores
“(…)yo
creo que si uno fuera un poeta sentiría cada momento como poético. Es decir, uno viviría amando la vida,(…)” Borges
Decir que vivimos en Buenos
Aires es declarar dos cosas al mismo tiempo: que estamos en Buenos Aires y que a la vez no lo estamos. En cada rincón, calle, cartel hay manos
extranjeras. Esta afirmación no es solo geográfica sino espiritual. A la vez
que nos sentimos pertenecientes a un lugar determinado, cruzar la calle significa
cruzar un abismo.
Julián León Camargo y
Sebastián Camacho encontraron en la tímida calle Bogotá reminiscencias de su
país de origen. En Buenos Aires está Bogotá como en una matryoshka, y así
tantas cosas más que esperan ser descubiertas.
De la basura encontrada en
esa calle salieron las bases de esta muestra hecha por artistas que se saben
extranjeros en una tierra que sin embargo homenajean. Los objetos interesantes
fueron fotografiados como si fuesen joyas discretas-así dice Houellebecq de las
primeras fotos de Jed Martin-. La planta de abajo es una suerte de preludio, la
imagen de una amistad artística; la segunda planta no deja dudas de la
presencia de dos hombres distintos, que crearon en conjunto obras que se
enlazan perfectamente.
De la intertextualidad con
el cuadro Los embajadores de Holbein
surge un trabajo con técnicas opuestas. Julián León Camargo tomó los colores
del telón de la pintura e hizo otros de acrílico sostenidos por maderas.
Sebastian Camacho se decidió por la calavera deformada y la dibujó en su
proporción normal con lápices de distinta dureza, pero con la particularidad de
usar solo un lápiz por obra, guardando los residuos en cajas expuestas en la
galería y sin poner atención a si la calavera quedaba terminada o no. De ese
cuadro renacentista, los artistas tomaron dos elementos verdaderamente barrocos.
Caminar entre las obras era, en algún aspecto, caminar entre tumbas y
esqueletos, entre paños brillantes de un teatro del azar y de la decadencia. La
basura de la calle Bogotá de Buenos Aires sostiene, conceptualmente y
gráficamente, los telones de un teatro de calaveras que nos recuerdan que
moriremos. De ser extranjeros colombianos en Argentina, pasamos a ser eternos
extranjeros en el mundo cotidiano, incesantemente cambiante y misterioso. El
artista es el extranjero por excelencia. Pero ese estado de ambigüedad e
indefinición no puede durar, difícilmente soportemos vivir en el núcleo del
abismo. El artista ama la vida más que nadie, con complejidad y sin soberbia,
él se afinca en todos lados, porque en todas partes ve el revés amigable de las
cosas. No hay angustia en las calaveras de Sebastián, hechas con una delicadeza
de orfebre. La variedad de valores de grises les da una profundidad virtual como
si las calaveras fueran tres y una sola al mismo tiempo. No hay terror en los
brillantes telones de Julián destinados a la destrucción por la delicadeza del
material que pende llanamente de maderos. Pero más que los telones, de evidente
efectividad y elocuencia, quiero notar un montículo de láminas de acrílico de
varios colores en un rincón. Esos residuos juntados en una pequeña torre son un
juego, un testimonio de sobriedad y, en fin, la visión de que las cosas
relegadas deben ser las más tenidas en cuenta. ¿No son también acaso las
calaveras residuos de hombre?
El trabajo que comenzó como
una empresa íntima de retorno a la ciudad materna se convirtió en una empresa
espiritual sin límites de nación, pues ya los límites de lo humano bastan para
que nos sintamos embajadores a un tiempo, locales a otro, ya sea que nos
extrañe o nos parezca propia la tierra donde vivimos, los amigos que nos
hacemos, las calles y los templos que frecuentamos.
Lugar: Galería AMA Venezuela 458, San Telmo.
jueves, 9 de mayo de 2013
...
Es tiempo de hacer silencio...Tengo que escribir y no hacer otra cosa, leer hasta que los ojos no me den más, aceptar las miserias de mi espíritu, mirar únicamente en mi interior, crear un estilo; y finalmente amar el de los otros.
miércoles, 1 de mayo de 2013
Fotografía
Quiero sacar fotos copadas pero en mi interior habita un vacío espantoso, grande como el de una hoja en blanco. Siento que ese vacío se parece a la esterilidad. La realidad toda es una gigantesca sábana de pliegues cromáticos y texturas y yo la veo tan plana y prosaica. En verdad, no es la realidad, sino yo, mi ojo es chato e insulso. VER esa es mi obsesión primera, ver desde todos los ángulos, fraccionando la realidad a mi gusto, torciéndola con el lente de mi cámara, arrancándole con violencia la fuerza de las sombras, permitiendo que su tranquilidad persista en el fluir continuo del rollo de papel fotográfico. Esas cosas anhelo...no entiendo por qué mi interior se resiste a deseos tan fuertes...
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