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martes, 28 de mayo de 2013

Mi primer Hiroshima

Metáfora del impacto, del desgarro y de las huellas. Aquí se enmarca la obra, con solo dos actores, una pareja: ella aviadora (María Canale), él (Julian Infantino) prácticamente todo el tiempo mudo, ella monologando la historia de un amor frustrado. Eventualmente, después de tanta felicidad, de llevarlo a él en su avioneta cuando estaba dormido, tenía que caer la inmensa y terrible bomba, los golpes además de fuertes dejaron marcas, surcos en la ajada tierra del desamparo. Hay que esperar a que la tierra sane, a que los surcos se llenen. Pero como la radiactividad, siempre queda un resquemor latente, un miedo a no poder olvidar, o mejor dicho, miedo a que tanto amor quede sepultado y aniquilado en el sótano del olvido,-¿cómo deshacernos de los momentos felices?- y entonces recordamos, nos aferramos a esa cosa que parecía darnos sentido, que al menos en la destrucción nos había dejado vivos y con marcas para probarlo. Tristeza que combate para arraigarse a su fuente pero para transformarla en su opuesto. Ellos abrazados viendo un partido de boxeo, viendo su propio fracaso con una suerte de distanciamiento grotesco y gracioso, de risa cómplice que parece prometer un futuro, esos horizontes de los que se nutre la esperanza.

Texto y Dirección: Camila Fabbri
Lugar: Elefante Club de Teatro, Guardia Vieja 4257
Viernes 21 hs.

Art Centre/South Florida

This will be the chronicle of an experience, as every chronicle in a way, but also an excuse to put a shapeless matter full of tensions and detours and additions of my thoughts into a more or less organised form.
The setting: Miami, a holiday trip with my family and our classical walks along Lincoln Road. The atypical comes now: ArtCentre/SouthFlorida, a place which I already knew but which I had not investigated properly before. Now I took the trouble to enter. I expected something quite ordinary, to see some art pieces hanging on the walls, but instead I found an enormous building thriving with studios where artists created, red and chatted and I could be a witness of all that. I could give the same steps the artist gave, on the same floor, try to imagine the same problems and internal discussions the studio conveyed in its own particular way, since each room was a sphere different from the rest. Each environment bore a different aesthetic and, consequently brought to the mind variegated issues that where intimate to the artist that was working in that space. There was an apparent contradiction in seeing so many different styles brought together in one place, but that is how the place vibrated with its own special tone. You could see colours displayed in all the forms one can imagine, you could see realistic works, collages with strips of newspapers or magazines, paintings with watercolours and much more.
I happened to talk with one of the artists: Babette Herschberger. She was very nice and was willing to discuss my doubts over the place, and to listen my improvised comments on her work. Once in Argentina, I was able to see thanks to the Internet (http://www.babetteherschberger.com/Babette_Herschberger/Home.html) and to the recollection of my memory her work with more critical and attentive eyes.
Babette is a real admirer of colour. I think that working with one or a couple of colours is just as difficult as working with the whole lot of them. How can I convey with the sole use of tonality the intricacy of emotions and the depth of the spirit? Hell of a task! Babette has succeeded at portraying a vast range of emotional states. Joy and melancholy have been imprinted on the canvas thanks to the brilliancy of colours, the suggestive nature of dripping paint, the merging surfaces of colours which are not usually plane but full of texture and delicate variations in hue, depth and volume. Her works have adopted at times rational configurations-especially her construction-pieces-. I also see some influence of Mondrian in the way of dividing the plane in some canvases, but her approach as she says in her statement is intuitive and intuition remains to be the most powerful weapon she has to start a work and to get through it. When is the right moment to stop? She answers: when no action produces a reaction. She is absolutely clear at explaining the way she works. This precision has made me think a lot, since it is the expression of a style - irreplaceable- , that which some day I may achieve at writing (at least I hope so, since style is the true expression of an individuality).


I did not know how to approach this universe of experiences so I tried beginning with the words that I found first, and then trying to unwind the complex ball. English is a language that I love, but for some time I had stopped writing. This chronicle has worked as a new approach to the English words which at first were heavy and difficult to carry in my mouth till they became flexible and friendly for expressing myself. 

sábado, 11 de mayo de 2013

Los embajadores


“(…)yo creo que si uno fuera un poeta sentiría cada momento como poético. Es decir, uno viviría amando la vida,(…)” Borges

Decir que vivimos en Buenos Aires es declarar dos cosas al mismo tiempo: que estamos en Buenos Aires y que a la vez no lo estamos. En cada rincón, calle, cartel hay manos extranjeras. Esta afirmación no es solo geográfica sino espiritual. A la vez que nos sentimos pertenecientes a un lugar determinado, cruzar la calle significa cruzar un abismo.
Julián León Camargo y Sebastián Camacho encontraron en la tímida calle Bogotá reminiscencias de su país de origen. En Buenos Aires está Bogotá como en una matryoshka, y así tantas cosas más que esperan ser descubiertas.
De la basura encontrada en esa calle salieron las bases de esta muestra hecha por artistas que se saben extranjeros en una tierra que sin embargo homenajean. Los objetos interesantes fueron fotografiados como si fuesen joyas discretas-así dice Houellebecq de las primeras fotos de Jed Martin-. La planta de abajo es una suerte de preludio, la imagen de una amistad artística; la segunda planta no deja dudas de la presencia de dos hombres distintos, que crearon en conjunto obras que se enlazan perfectamente.
De la intertextualidad con el cuadro Los embajadores de Holbein surge un trabajo con técnicas opuestas. Julián León Camargo tomó los colores del telón de la pintura e hizo otros de acrílico sostenidos por maderas. Sebastian Camacho se decidió por la calavera deformada y la dibujó en su proporción normal con lápices de distinta dureza, pero con la particularidad de usar solo un lápiz por obra, guardando los residuos en cajas expuestas en la galería y sin poner atención a si la calavera quedaba terminada o no. De ese cuadro renacentista, los artistas tomaron dos elementos verdaderamente barrocos. Caminar entre las obras era, en algún aspecto, caminar entre tumbas y esqueletos, entre paños brillantes de un teatro del azar y de la decadencia. La basura de la calle Bogotá de Buenos Aires sostiene, conceptualmente y gráficamente, los telones de un teatro de calaveras que nos recuerdan que moriremos. De ser extranjeros colombianos en Argentina, pasamos a ser eternos extranjeros en el mundo cotidiano, incesantemente cambiante y misterioso. El artista es el extranjero por excelencia. Pero ese estado de ambigüedad e indefinición no puede durar, difícilmente soportemos vivir en el núcleo del abismo. El artista ama la vida más que nadie, con complejidad y sin soberbia, él se afinca en todos lados, porque en todas partes ve el revés amigable de las cosas. No hay angustia en las calaveras de Sebastián, hechas con una delicadeza de orfebre. La variedad de valores de grises les da una profundidad virtual como si las calaveras fueran tres y una sola al mismo tiempo. No hay terror en los brillantes telones de Julián destinados a la destrucción por la delicadeza del material que pende llanamente de maderos. Pero más que los telones, de evidente efectividad y elocuencia, quiero notar un montículo de láminas de acrílico de varios colores en un rincón. Esos residuos juntados en una pequeña torre son un juego, un testimonio de sobriedad y, en fin, la visión de que las cosas relegadas deben ser las más tenidas en cuenta. ¿No son también acaso las calaveras residuos de hombre?
El trabajo que comenzó como una empresa íntima de retorno a la ciudad materna se convirtió en una empresa espiritual sin límites de nación, pues ya los límites de lo humano bastan para que nos sintamos embajadores a un tiempo, locales a otro, ya sea que nos extrañe o nos parezca propia la tierra donde vivimos, los amigos que nos hacemos, las calles y los templos que frecuentamos. 
Lugar: Galería AMA Venezuela 458, San Telmo.







jueves, 9 de mayo de 2013

...

Es tiempo de hacer silencio...Tengo que escribir y no hacer otra cosa, leer hasta que los ojos no me den más, aceptar las miserias de mi espíritu, mirar únicamente en mi interior, crear un estilo; y finalmente amar el de los otros.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Fotografía

Quiero sacar fotos copadas pero en mi interior habita un vacío espantoso, grande como el de una hoja en blanco. Siento que ese vacío se parece a la esterilidad. La realidad toda es una gigantesca sábana de pliegues cromáticos y texturas y yo la veo tan plana y prosaica. En verdad, no es la realidad, sino yo, mi ojo es chato e insulso. VER esa es mi obsesión primera, ver desde todos los ángulos, fraccionando la realidad a mi gusto, torciéndola con el lente de mi cámara, arrancándole con violencia la fuerza de las sombras, permitiendo que su tranquilidad persista en el fluir continuo del rollo de papel fotográfico. Esas cosas anhelo...no entiendo por qué mi interior se resiste a deseos tan fuertes...