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martes, 25 de diciembre de 2012

7 días en la Habana


7 días, 7 historias y 7 directores. La película consta de 7 historias relacionadas entre sí que exploran diversas realidades de La Habana. Así, este universo ficcional se vuelve a su vez un documental de la vitalidad de la ciudad y un fresco de su eclecticismo. La elección de 7 directores da al film una diversidad pocas veces vista, los contrastes entre un día y otro dan una fuerza de juegos de perspectivas altamente artística. Personajes muy distintos, con experiencias de vida muy distintas desfilan por la ciudad; algunos como por su hábitat natural, uno que les da sustento y los agrede, otros-los extranjeros- se asombran de todo e intentan captar la reglas ocultas de La Habana, una ciudad maravillosa de grandes contrastes, casi fabricada por la imaginación.
Esta semana cinematográfica en la capital cubana es caótica, divertida, dramática y sobre todo llena de música igual que su gente. Se habla del cine, de los EEUU, de la mirada del extranjero al cubano y viceversa, del régimen de Fidel Castro, de la precariedad material y de la fuerza del espíritu, de la religión y de los errores humanos. Todo mezclado. El paso de una historia a otra no es forzado, cada una se desliza en la otra con la naturalidad con que los días de la semana se suceden, pero los relatos son vertiginosos, llenos de una fuerza abrumadora para el espectador.
Cuba está llena de color, de música y de mar. Las tres cosas están presentes en todas las historias y de alguna manera las ordenan y las vertebran para que la película no pierda su sentido; ella es humanista, se propone contar algo del hombre y lo logra. En ella se escenifica la vida misma, por momentos hay que reír, en otros, llorar y en otros, tener miedo. Hay que soportar todo. Hay que amar la vida y visitar La Habana.
Recomiendo muchísima esta película. Todo espectador puede encontrar en ella elementos de agrado. Aplausos a: Benicio del Toro, Trapero, Medem, Suleiman, Noé, Tabío y Cantet.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Histeria o confusión

¿Para qué escribo? Escribo porque no hay otra cosa que pueda hacer. ¿Es verdad? No lo sé, dudo. Si así fuera, ¿qué debería escribir? Tampoco sé eso. Tengo que conocer el mundo, si no, no se puede escribir. Pero, ¡cómo habría de conocer el mundo! Soy feliz, estoy triste, estoy apenado, confundido, lúcido, las cosas son interesantes, caducas, cambian, mi memoria las atesora...el mundo, en fin, con su acostumbrada frialdad para ser ininterpretable, y su despliegue enorme de maravillas. ¿Escribo ficciones, escribo mi vida? Mi obra podría ser un compendio de frases mías que resuman mi paso por el mundo. La tristeza me conmueve, ¿cómo poder escribir sobre la felicidad cuando los lectores son hombres tristes? Escribo ficciones, escribo mentiras, escribo realidad, hay realidad y hay ficción a la par. La ficción nos salva de la tristeza. Debo escribir ficciones. Pero no entiendo el mundo...círculo vicioso. Pero tengo que escribir...dilema. Entonces escribo. Cuestión solucionada. Tengo que escribir y esperar, puede que entre mis palabras se produzca fricción y haya belleza sin que yo la planeara.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Nebulosa

En esta inmensa nebulosa me encuentro, nebulosa de poesía, de música, de sonidos de choque. No encuentro las palabras, soy un buscador de imágenes. Me es imposible describir estados. Pero...imbécil! ¿De qué te la das? ¿De poeta? Empezá dando vuelos más humildes, hacia un artículo, intentá, si podés, encontrar una palabra que junte sonidos que te gusten. Ahora la palabra es la cosa. Sumale intensidades, pero cada vez que adiciones palabras, cambia la esencia de esa molécula impenetrable...tené cuidado porque lo superfluo acecha en la negrura como la pantera.  Ahora siento ganas de cantarle a la lluvia o al ocaso, o a la mosca. Todo es posible cuando se tienen imágenes, cuando algo sagrado se insinúa en la palabra.

Inflexión

Sentado, cansado...se pronostican días arduos. Ese acostumbrado peso de dar finales. Se me entrecruza una enredadera en el cerebro. Me cuesta pensar. Hoy podría estar de vacaciones. Pero no lo estoy. A mi lado hay un libro que quiero leer. A mi otro costado hay una pila de libros que debo leer. Un verbo que taja un mar de diferencias. Versos ocultos se encuentran esparcidos por todas partes pero el tiempo y el deber me los vedan, o me los oscurecen. No tengo más criterios para decidir. Solo queda actuar.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Veo caras...

Descubrí hoy un poder particular...el de ver caras: felices, tristes, chicas, grandes, calaveras, incluso, de perfil y de frente. Es un poder hermoso, lo disfruto. Las descubro,  mejor dicho ellas se me muestran, son como espíritus quietos, pero que tienen un mensaje. Un gesto o una expresión en la cara los delata, quieren decirme algo. No sé si logro descifrarlo pero me gustan las caras, siento afección por ellas. Aparecen en la madera, en los vidrios, con la humedad, pareciera que estoy entrenándome...puede que llegue a ver estos rostros con naturalidad. Es agradable pensar que presencias ocultas siguen mi camino, preocupándose por mí, sin que yo entienda su razón. Hay calidez en las caras que descubro...

lunes, 3 de diciembre de 2012

Ocaso

Hoy lo vi. Es algo increíble que sucede todos los días y nadie se da cuenta. Lo vi y era un volcán estallando en el cielo. Un punto amarillo intenso, y luego el color se difuminaba en fulgores tenues y anaranjadas. Era un regalo por el stress del día. Ante las cosas anodinas tiene que surgir lo extraordinario. No sirven de nada los adornos 'poéticos'.